martes, 12 de octubre de 2010

Pequeña Minería y el Nacer de Nuevo


La historia minera que hoy termina (o màs bien, para la prensa, comienza) ha sido un referente simbólico para muchos discursos por estos días. Desde los augurios de la esperanza, del Nuevo Chile que se viene, el Bicentenario, la tenacidad de los hombres de minas, etcétera. Sin embargo, ha sido la simpleza de las historias de vida de quienes la protagonizan las que más resuenan y las que más ilustran aspectos poco comentados de la realidad nacional. En primer lugar, de poner la tradición familiar al servicio del trabajo en las pequeñas y medianas empresas mineras, sobre las cuales poco se había fiscalizado hacia atrás. Ya se decía que "el Cobre es el sueldo de Chile" y que Chuquicamata y El Teniente eran el par de bolsillos del cual salian, como si fuesen las únicas fuentes de ello. En realidad, la pequeña minería ocupa buena parte del trabajo en el norte del país, y hasta la década pasada, de los habitantes de Coronel y Lota, sin contar el trabajo de los pirquineros que a lo largo de buena parte de Chile hacen lo suyo a diario. En segundo lugar, el dar cuenta de la movilidad laboral hacia estas fuentes de trabajo apreciadas como un posibilidad laboral más persistente en el tiempo que el trabajo agrícola de temporada, con promesas de ingresos constantes no sólo para los habitantes de la zona sino para personas de diversas partes del país. Pasó con uno de los mineros, originario de Talcahuano, de quien hasta el momento de lograr entrevistar a su padre se señalaba como un damnificado del tsunami y que, pro motivos del mismo, dejó su labor en ASMAR por la mina como único sustento viable. En realidad, lo que el padre de dicho minero dejó claro fue la voluntariedad para el cambio de trabajo, prometido como una fuente mayor de ingresos. Un pensamiento bastante simple, pero que ilustra la escasa validación de las instancias gubernamentales (no entremos a pelear por años, por favor) hacia estos nichos de trabajo. Así, aunque son vistos como labores ocasionales o no formales, en realidad, constituyen ofertas atractivas y cotizadas nacionalmente. De ahí lo ilustrativo de todas las irregularidades que han aparecido mientras se rescatan a los 33 para los cuidados que a futuro deben tenerse al respecto. Y esto no se circunscribe a aquellas zonas ya explotadas. Por el contrario: el naciente trabajo con en litio en nuestro país supone una nueva apertura laboral, que incluirá nuevamente el movimiento de trabajadores de distintas partes del país. Visto de esta manera, entonces, pierde algo de fuerza (algo) el valorar las grandes ciudades como único foco de observancia laboral. En realidad, la movilidad es mayor, y supone una valoración distinta, una especialización distinta y, por cierto, una mayor supervisión. Finalmente, el milagro que está aconteciendo con estos 33 mineros no se traduce sólo al hecho de que están vivos y ad portas de "nacer de nuevo". Es un milagro de escala mayor que hace nacer de nuevo la preocupación por una actividad nacionalmente valorada pero poco centrada en sus orígenes, en el trabajo arduo de miles de pirquineros y mineros que en silencio y a diario extraen de la tierra los productos de los cuales internacionalmente nos jactamos, tal como desde los albores de nuestro país nuestros antepasados obtuvieron los cimientos que permitieron edificar esta nación,.

CHILE CONTINENTAL